Nuestra Historia
Orígenes familiares
Soy Amparo Corrales Baena, caficultora de cuarta generación y la menor de 16 hermanos. Hija de Pedro Corrales y Domitila de las Mercedes Baena, colonizadores que llegaron desde el Viejo Caldas para sembrar sus sueños en el municipio de Caicedonia, Valle del Cauca. Desde niña crecí entre los cafetales, corriendo entre los surcos verdes, aprendiendo del campo y cultivando un amor profundo por la tierra y sobre todo el café.
Pasión que se convierte en café
El arraigo al campo y las vivencias heredadas me llevaron a prepararme en buenas prácticas, técnicas y procesos para producir un café especial.
Así, en cada sorbo de Café La Argelia se siente el amor, la dedicación y la ilusión que hemos cultivado generación tras generación.

Es hora de tomar café La Argelia
Cada taza es un viaje al corazón del Paisaje Cultural Cafetero. Un café que combina historia, tradición y excelencia, cultivado con amor en las montañas de Caicedonia para que disfrutes un sabor único y auténtico.
Así empezó todo
En las fértiles laderas de Caicedonia
Crece Café La Argelia, un café especial que nace del legado de Pedro Corrales y Domitila Baena, colonizadores provenientes del Viejo Caldas quienes fundaron la finca La Argelia en el corazón del Paisaje Cultural Cafetero.
Ese amor por el café
Fue heredado por su hija Amparo Corrales Baena, caficultora de cuarta generación, quien ha sabido unir el conocimiento familiar con prácticas sostenibles y procesos de calidad, llevando el nombre de la finca a ser reconocido internacionalmente con una Medalla de Bronce en la AVPA Francia.
Nuestro café
Cultivado a 1600 msnm, ofrece un perfil balanceado y elegante, un café dulce con notas a caramelo, miel y panela que genera balance con su acidez cítrica delicada, brindando así una experiencia agradable y prolongada en cada taza.
Café La Argelia
Es un tributo vivo a la perseverancia , el amor por la tierra y el compromiso por la excelencia que caracteriza al café colombiano.
Más que un cultivo
Café La Argelia es la historia de una familia que ha hecho del café su vida y su legado. Hoy de la mano de Amparo Corrales Baena y su hijo Mauricio, la finca continúa proyectándose hacia el futuro con la visión de llevar este café de especialidad a nuevas generaciones y a mercados internacionales como Estados Unidos, manteniendo intacta su esencia: un café que nace del respeto por la tierra , la tradición y la búsqueda constante de la excelencia.
